sábado, 17 de mayo de 2008

" BIOÉTICA: NUEVAS REFLEXIONES SOBRE TEMAS CLÁSICOS" por Florencia Luna y Arleen L. F. Salles

VI. Una reseña sobre la anticoncepción





1. Introducción

Son anticonceptivas todas aquellas prácticas que tienen como objetivo
evitar que la actividad sexual resulte en un embarazo. La
anticoncepción ha sido practicada por los seres humanos desde
tiempos remotos. En la Antigüedad, los métodos anticonceptivos más
comunes eran los de barrera: infusiones, sustancias químicas,
ungüentos y cremas que se irrigaban en la vagina con el objeto de que
funcionaran como espermicidas. Existen referencias egipcias, judías,
griegas y romanas sobre la anticoncepción, desde recetas de pociones
mágicas y amuletos hasta la introducción de bolas de lana en la
vagina.2

La primera descripción de un condón se encuentra en la obra
de Gabriello Fallopio en el siglo XVI.3

El desarrollo de la tecnología anticonceptiva moderna comenzó a
prosperar recién a partir del año 1945 y fue motivada por dos factores:
el crecimiento de la población y los movimientos de derechos de las
mujeres, que, especialmente en la década del sesenta, aportaron
propuestas a la discusión sobre población e insistieron que los
derechos individuales de las personas tienen prioridad por sobre los del
Estado.4

Entre los métodos anticonceptivos de mayor utilización se
cuentan el diafragma, el profiláctico femenino, los anticonceptivos
hormonales orales o inyectables y los dispositivos intrauterinos.5

En las últimas décadas, la tecnología anticonceptiva ha puesto el
foco en el desarrollo de métodos para la mujer. Las razones son varias.
Desde el punto de vista social, en primer lugar, son las mujeres las que
deben asumir las molestias y correr los riesgos asociados con el
embarazo, lo cual hace que tengan un interés significativo en controlar
su fertilidad.
En segundo lugar, justa o injustamente, a lo largo de la
historia la tarea de criar a los hijos ha recaído en las mujeres, teniendo
un gran impacto sobre sus actividades diarias y sus planes de vida, por
lo cual la existencia de anticonceptivos femeninos efectivos y seguros
les da potencialmente mayor control e independencia. Como
contrapartida, también se ha argumentado que el foco en el control de
la fertilidad de las mujeres constituye una manifestación de sexismo y
de inequidad de género, en tanto promueve la idea de que la
responsabilidad sobre la anticoncepción debe recaer fundamentalmente
sobre la mujer y es ella quien debe asumir los riesgos inherentes.6
Desde el punto de vista científico, por otro lado, la posibilidad de
controlar un óvulo que se desprende cíclicamente una vez por mes es
mayor que la de controlar o desactivar millones de espermatozoides
presentes en cada eyaculación.7

La tecnología anticonceptiva ha afectado, y sigue afectando, a más
seres humanos que cualquier otra tecnología. En general, en la
actualidad su utilización es aceptada cuando se trata de personas
adultas. Pero esto no significa que su estatus moral sea indisputable.
Algunas personas argumentan que no utilizar anticoncepción cuando se
quiere evitar el embarazo implica una falta de responsabilidad y se ha
sugerido que la contracepción debe ser impuesta cuando alguien no
quiere o puede asumir la paternidad. Por otro lado, las prohibiciones
religiosas de su uso existen desde tiempos remotos y algunas de ellas
fueron incorporadas en los códigos penales de naciones diversas
durante el siglo XX.

En la actualidad, la anticoncepción es legal en la mayoría de los
países. Esto es compatible con la necesidad de limitar el crecimiento
desmedido de la población mundial. Pero, al mismo tiempo, existen
grupos organizados que tratan de que se limite el acceso a los métodos
anticonceptivos.8


2. El estatus moral de la anticoncepción


El debate sobre la moralidad de la anticoncepción opone dos
perspectivas que parten de supuestos metafísicos divergentes. De
acuerdo con la primera, de tinte religioso, la antinaturalidad de la
anticoncepción la hace intrínsecamente incorrecta. Como complemento
de esta postura, frecuentemente se argumenta que tiene efectos
nocivos sobre la familia y la sociedad.
La segunda, influenciada por la perspectiva evolutiva del origen de la
humanidad, considera que la distinción entre actos naturales y
antinaturales no tiene demasiada fundamentación, y que el carácter
normativo que se atribuye a lo natural es injustificable sin la aceptación
de ciertos supuestos valorativos específicos. Por ello, considera a la
anticoncepción en general como una práctica moralmente
incuestionable que además resulta en beneficios claros para las
mujeres y la sociedad. A continuación me detengo en las líneas
argumentativas correspondientes.




NOTAS

2 Sin embargo, se ha señalado que la anticoncepción no era el método principal
utilizado para controlar la natalidad. Durante la Antigüedad, el infanticidio era la
práctica preferida. Durante la Edad Media, fue reemplazado por el abandono de niños
o las ofrendas. Véase Linda Gordon, Woman’s Body, Woman’s Right: A Social History
of Birth Control in America, Nueva York, Penguin, 1990; y Christine Gudorf,
“Contraception and Abortion in Roman Catholicism”, en Daniel Maguire (ed.), Rights:

The Case for Contraception and Abortion in World Religions, Nueva York, Oxford
University Press, 2003.

3 James Knight y Joan Callahan, Preventing Birth, Salt Lake City, University of Utah
Press, 1989.

4 Donald T. Critchlow, Intended Consequences, Nueva York, Oxford University Press,
1999.

5 Pero éstos no son los únicos métodos disponibles. Para controlar la natalidad, se
puede utilizar también el llamado método de lactancia, métodos basados en la
fertilidad de la mujer (calendario, temperatura basal) e intervenciones quirúrgicas
(esterilización).

6 Nelly Oudshoorn, “Imagined Men: Representations of Masculinities in Discourses on
Male Contraceptive Technology”, en Ann Saetnan, Nelly Rudinow Oudshoorn y Marta
Kirejcxyk (eds.), Bodies of Technology, Columbus, Ohio State University Press, 2000.

7 Ibid., pp. 11 y 12.

8 Russell Shorto, “Contra-Contraception”, en The New York Times Magazine, 7 de
mayo de 2006.

9Para un debate sobre la libertad reproductiva, véase Arleen L. F. Salles,
“Introducción a la libertad reproductiva y sus límites”, en Florencia Luna y Arleen L. F.Salles (comps.),
Bioética. Investigación, muerte, procreación y otros temas de éticaaplicada, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.

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